Recompensa
Bajé a la frívola ciudad para hacer algunas transacciones.
En el tranvía los pasajeros discutían sin sentido;
en las tiendas muy caras las mercancías;
en el banco muy poco dinero;
en las largas calles demasiado calor.
Pero en la Oficina de Correos me dieron tu carta.
La leí en mi cultivado jardín, al caer la tarde.
Un viento fresco que venía de las olas del mar soplaba dulcemente
y entonces vi que el pequeño Omi-Kin-Kan había echado un verde retoño.
Suscríbete para recibir actualizaciones
Comentarios
Más de Mary Ursula Bethell
Los más leídos
- Lluvia sobre el tejado de Tayi Tibble 1.1k visitas
- A mi hermano gemelo de Ian Wedde 0.9k visitas
- Pensamientos en torno a un proverbio sufí de Hone Tuwhare 797 visitas
- La muerte de Sócrates de Michael Jackson 699 visitas
- Desempleo de Tayi Tibble 637 visitas
- Estas flores blancas de C. K. Stead 518 visitas
- Hierro salvaje de Allen Curnow 476 visitas
- Incidente de Fleur Adcock 427 visitas
- ¿Por qué no hablas conmigo? de Alistair Campbell 421 visitas
- Instrucciones para leer un poema de Glenn Colquhoun 383 visitas
- Vida interior de Jenny Bornholdt 337 visitas
- Amigo de Hone Tuwhare 327 visitas