Mapas y gente

En el hospital me revisaron la cabeza
y me pidieron que les dijera
en qué momento exactamente me volví loco.
No pude decirles
(claro que nadie puede)
y me permitieron tomarme un té
con otros pacientes
que tampoco supieron a qué hora fue eso.

Nos la pasamos bien
hablando
sobre Ned Kelly y la tierra prometida
(de espaldas al reloj)
arrojando las colillas de nuestros cigarros
a la flama artificial del calentador eléctrico
(siendo reprimidos por arruinar nuestras vidas
e invitados a no volver a hacerlo).

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