Terriblemente implicados
Me recosté ahí en la noche a un lado de la cama de hospital de mi hijo
su pequeña y cálida mano asida a la mía
mientras en la cama contigua otro niño lloraba,
sillas vacías permanecían en vigilia a su lado.
A salvo después de la cirugía, nuestro hijo durmió, aunque con sobresaltos;
ese bebé de nueve meses, para nada.
Su gemido era terriblemente frío y desolado
Recordé una imagen de una película por mucho tiempo olvidada:
un zorro ártico ciego trotaba sobre el hielo
que se rompió y parió así un pequeño témpano
lo llevó a mar abierto, solo.
Me deslicé para detenerme junto al catre de metal
cerca del bebé en su nido de tubos y agujas.
Calla, calla, pequeño, susurré, ei ei, nene.
Su grito creció y luego cayó como la nieve.
Llamé a la enfermera de guardia, y le pregunté:
¿Podría cargar al bebé cuando estés ocupada? ¿Es seguro tocarlo?
Mejor no, dijo ella. Tales vez no les guste a los padres.
Malo escucharlo, y pregunté: ¿Dónde están?
En casa, respondió. Simplemente no están terriblemente implicados.
Busqué sorpresa o juicio
en los ligeros frenos de su boca;
quería engancharme a su elección: terriblemente,
pero vi la calma práctica de su rostro
solo quería decir que había visto cosas mucho peores.
Entonces pensé en nuestra primera enfermera de maternidad,
los lugares comunes se deslizaron, alegres como folletos gratuitos:
Los bebés traen consigo todo el amor que necesitan.
Los titulares de las noticias decían lo contrario.
¿Qué pasa con los abandonados, pregunté, los abandonados?
Su respuesta: Sus almas están en tránsito, sólo para expiar vidas pasadas.
Ficciones que contaba a sus clientes, sin sentir que fueran mentiras.
Homilías para seguir viniendo a su trabajo
donde vio miserias que no pudo reparar
aunque pudiera decir, calla, calla, pequeño;
aunque pudiera, una vez cada quince días, luego una vez al mes
durante un tiempo designado, levantar a cada bebé,
darle a algunos, brevemente, todo el amor que hubieran merecido.
Suscríbete para recibir actualizaciones
Comentarios
Más de Emma Neale
Los más leídos
- Lluvia sobre el tejado de Tayi Tibble 1.1k visitas
- A mi hermano gemelo de Ian Wedde 0.9k visitas
- Pensamientos en torno a un proverbio sufí de Hone Tuwhare 783 visitas
- La muerte de Sócrates de Michael Jackson 694 visitas
- Desempleo de Tayi Tibble 619 visitas
- Estas flores blancas de C. K. Stead 506 visitas
- Hierro salvaje de Allen Curnow 472 visitas
- Incidente de Fleur Adcock 417 visitas
- ¿Por qué no hablas conmigo? de Alistair Campbell 415 visitas
- Instrucciones para leer un poema de Glenn Colquhoun 377 visitas
- Vida interior de Jenny Bornholdt 335 visitas
- Amigo de Hone Tuwhare 318 visitas