Un informe sobre el Océano

quieres deshacerte del islote,

 arrastrarlo hasta el fondo del agua,

 quieres ampliar el alcance de tus mareas,

 quieres reducir la altura de tu ola a la orilla,

 el matiz más oscuro de tus aguas más profundas

 lamiendo desde aguas poco profundas de cristal y aguamarina,

 donde las raíces de los bosques de manglares

 se doblan como bailarines de limbo

 bajo el fluir de cálidas corrientes. 

 ~

 indagas, te arremolinas,

 buscas, acorralas,

 levantas el carguero de copra

 de sus anclas oxidadas,

 ahogas la plantación de taro

 en su marisma inundada,

 las islas se aturden y se amansan a tu oleaje,

 el coco cae de la palma 

 y flota en busca de otra isla

 ~

 dejas tu mensaje iracundo 

 en la perforación más honda,

 mientras boyas y bidones de combustible se arremolinan

 con botellas, cepillos de dientes, bolsas de plástico,

 encendedores de cigarrillos, aplicadores de tampones,

portacervezas de plástico para paquetes de seis

 enredados en el hocico del delfín,

 redes en patrones laberínticos de protectores de pantalla,

 barcos pesqueros que succionan cardúmenes 

 a través del chapoteo de las aguas muertas

 ~

 tus patrones climáticos de índigo salvaje,

 tus azules estrellas de mar, tus truenos morados,

 tus puñaladas bifurcadas de relámpagos,

 tu lluvia martilleante, enseña

 y bromea en lagunas de tus latitudes,

 tus islotes de guano yacen abandonados,

 tus bancos de arena blanca como el polvo relumbran,

 los arrecifes de esqueleto de coral se desprenden en el fondo del mar

 con el lánguido ceceo de tus grandes olas 

 ~

 sobre ti, cuelgan costillas huesudas de nubes delgadas,

 atravesado por el haz de la estela de vapor,

 planeta manchado hasta el cielo por el carbono,

 pero, magnánimo desde tu horizonte,

 el sol se alza, y el ave fragata se desliza

 sobre el barro brillante, el cangrejo vivo,

 el pulpo escurriéndose entre las rocas,

 el pez loro que se deleita en los suaves riachuelos

 de las grandes olas que socavan

 el camino bajo y las playas menguadas,

 donde se mece tu corazón palpitante.

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