Finlandia
Ella regresó a Finlandia con sus hijos
fuertemente arropados contra el hielo de la noche.
Tan helado que hasta les dolía la garganta.
Fue un regreso a los viejos tiempos, al dolor familiar,
la primera grieta de un río que se deshiela, el negro evocador
de los árboles endebles, el cielo blanco y esquelético del amanecer.
Un viento ácido cercenó sus corazones de dolor.
Su familia nunca envió el oro que le habían prometido.
su esposo compraba y compraba libros
que no les quitaban el hambre.
Sus hijos devinieron en doradas posesiones
que recubrían su alma con amor como el mapa de Finlandia.
Él volvió una noche a casa en bicicleta y la encontró vacía,
todas las puertas abiertas, los libros apilados con esmero en cada habitación.
Encuentra que una biblioteca no tiene sonido y se sueña perdido
en el caparazón rosado de las arterias del corazón de sus hijos.
Su amor se convertirá en un idioma extranjero.
Ella los ha instalado en el largo invierno,
oscuros meses sin padre que crecerán en su interior,
surce telas brillantes, comparte palabras junto al fuego,
empieza a enseñarles su lengua materna.
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2 comentarios en “Finlandia”
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Haberse ido y regresar a casa; encontrarla vacía, sin familia y sólo con los libros acomodados…
Retrata Victoria Broome con maestría una escena de intenso dramatismo, vale la pena leer más de ella.
Victoria Broome en este poema suyo nos retrata y por su realismo a muchos nos avergüenza: «su esposo compraba y compraba libros que no les quitaban el hambre».
Pasaje dramático y crudo, pero realista.
Gracias por traducir, Rogelio Guedea, Saludos!