Temporada de berenjenas
Esta es la temporada de berenjenas. El maíz
creció más alto que un hombre, y las mazorcas
susurran. Ahueco mis palmas alrededor
de los tomates que han comido el sol,
Los arranco de raíz, sintiendo cómo su tallo verde
se estremece.
Camino sobre el chapopote derretido, llevando
Agrietadas bolsas de cerezas, pensando para navidad,
Para mi made, para los guisantes nevados
De Zimbabwe. Y una llamada telefónica más tarde
Permanezo de pie en silencio con las manos vacías,
Buscando las palabras para decirle.
Un muerto en la familia.
Un crimen.
Una atrocidad.
Sin sentido,
Y el mensaje viene en un tipo de inglés
que no reconocemos: evasivo, denso,
encriptado en dolor y miedo. Palabras
con mordazas, pieles hinchadas, que
beben toda la luz, que no reflejan
rosotros.
Cómo puede ser todavía verano?
Estamos hundidos en hielo. Toda
Esa madurez es angustia.
Cada noche, satélites parpadean,
Y pasan. Relumbran estrellas,
Continúan mudas.
La agujereada luna saca un
Nublado chal en un ojo,
Luego ambos, luego parpadean otra vez.
En el ardor del mediodía corté jitomates
y los rebané, observé el pitorro de jugos.
Frío berenjenas, observo las burbujas.
Mezclo vinagreta, pero no puedo verterla.
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