Ausencia

Nunca me alimento bien cuando estás ausente.

Me las arreglo con algunos restos de comida

que no necesitan calentarse,

o mordisqueo un pedazo de pan o dos.

Bajo los pinos,  

y a pesar del viento y de la lluvia,

los perros esperan tu regreso.

Rayoneo un poema,

en busca de una verdadera rima,

pero me conformo con menos.

Si se pone más frío, podría encender una fogata,

o quizá no.

Tomo un libro de poemas,

pero después de algunas páginas lo dejo.

A lo lejos el mar sube por la carretera

que te has ido

y luego baja desganadamente,

dejando una mancha blanca.

Bajo su penacho de nubes,

Kapiti voltea hacia Australia.

Será otro largo día

antes de que vuelvas.

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