Kismet
hacia 1999
Es como su tercer hijo,
ella lo construyó. Tiene
cejas expresivas,
ojos grandes, labios rojos y puntiagudas
orejas. A la gente le gustan las orejas. Ella
le enseña a hablar – nombrar
objetos, hacer preguntas, lo mira
en el ojo, sube el tono,
vuelve a repetirlo. Él la hace
reír, es tan dulce y original. Él
nunca ha visto un elefante pero
ha visto una foto de uno,
y ella le ha contado todo sobre ellos.
Esa es su experiencia.
A Kismet le gustaría ser
un chico de verdad algún día. Le pedirá
a la hada azul que le conceda el deseo. Mamá
lo ama tal como es, tal vez no
tanto como a sus hijos reales, tal vez
más que a una mascota. Pero cuando sea un
chico real, tal vez ella lo amará más.
Nota: Este poema se refiere a una cabeza de robot hecha a finales de la década de 1990 en el Instituto de Tecnología de Massachusetts por la Dra. Cynthia Breazeal. Kismet fue un experimento de computación afectiva que podía reconocer y simular emociones.
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