Apuesta
No puedes elegir a tus
ancestros: digamos que son
tres hombres, arrojados a la orilla:
un constructor, un sanguijuela
y un furioso pescador.
El constructor: un hombre
avezado de grandes manos,
del tipo de los que construyen
barcos pero siempre cercano a la costa.
El que golpea a su esposa
y corta a sus hijos por mitad.
El sanguijuela: un parásito
haragán. Un comediante bueno
para reír, pero jamás para
jalar la red cuando se ocupa.
Nunca un héroe.
Y por último el que saca todo
el pescado del mar,
derriba todos los árboles,
convierte en tierra baldía
donde respira.
Los padres fundadores.
Y tú eres el descendiente entre
otros miles de descendientes, y tú estas
en las carreras de Mallow, apostando
al 2.05. Cinco dólares
por doble apuesta.
Y ahí está el constructor
checando la forma y haciendo
sus cautelosas predicciones.
Y el sanguijuela arriesgándolo todo
-casa, salud y corazón –
por un triunfo.
Mientras el furioso pescador
con sus redes y cuotas
es el dueño
de todos los caballos.
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