Rosario

 

La veía rezar

abalorios verdes con sus delicadas manos

ella trabajaba hasta los huesos en la fábrica de mezclilla

pero cuando llegaba a casa

su rosario la estaba esperando.

 

Yo abría su joyero

y sostenía su rosario en mis manos

pidiendo en sus oraciones para que la familia prosperara

para que floreciera el rosal

para que la vida fuera más fácil para su nieta.

 

Solíamos ir a la misa de medianoche

y ver a las mujeres ofrendar a sus hijos

ángeles dibujados en las ventanas

mientras la congregación se ponía en pie

para cantar himnos navideños.

 

Nos dijimos adiós muy pronto

la casa perdió su olor

pero las rosas florecieron

y yo salí al mundo

con su rosario.

 

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