La silla
Es una habitación espaciosa al final de las escaleras,
con la puerta cerrada.
No recuerdo nada sino, en una esquina,
la silla de madera dura, redonda, una silla de cocina
y la niña sentada, la cabeza inclinada
sin levantar la vista para ver
quién ha llegado o se ha ido
pero llorando, llorando.
Ha llorado así toda mi vida;
no tienes que acercártele
o cuestionarte, indagar:
ella no espera eso,
nunca han habido indicios de consuelo.
Por la acostumbrada empinada continúo caminando,
estoy joven, vieja, fuerte o enferma; algunas veces
flaqueo -no importa. La silla permanece ahí
y, como si esto fuera todo en la vida,
la niña sigue sentada
e inclinada sobre el doloroso pie zambo
de su tristeza, remota
en la habitación cerrada de mis días.
Suscríbete para recibir actualizaciones
Comentarios
Más de Lauris Edmond
Los más leídos
- Isla al sí. Antología de poesía neozelandesa de Libros 49 visitas
- Azul amarillo de Libros 22 visitas
- Tomando mi chaqueta para dar un paseo, de Peter Olds de Libros 21 visitas
- Una lección de poesía para mi padre, de Gleen Colquhoun de Libros 13 visitas