Entonces llegó Murray

Fue aquella mañana en que venderíamos
el coche, pero cuando salí para echarlo
a andar, no cedió.
Greg fue a traer gasolina en la bicicleta.
Yo llamé a la A.A. Poco después llegó Ray.
Le dije: lo siento. No hay problema, dijo él,
y miró el coche y las llantas y al interior de la cajuela
y dijo: es hermoso este cacharro.
Golpeteó la bobina de encendido y la bomba
de gasolina para intentar encenderlo.
Greg regresó con la gasolina, pero nada.
Entonces, como no había nada más que hacer,
entramos a casa y tomamos café y Ray
fumó y habló de ir a Outward Bound y
dormir y relajarse.
Entonces llegó Murray.
Subió la colina en su coche amarillo de la A.A,
sacudiendo la cabeza. Descendió y dijo
estaba seguro que me llamarían. La última vez
que estuve aquí dijeron que lo estaban vendiendo
y el otro día los vi caminando hacia el centro
de la ciudad y pensé: “gracias a Dios que ya vendieron
ese cosa”
. Limpió el carburador y se rió.
Puso más gasolina ahí y reemplazó el filtro.
Dije: no estaba bromeando, hay alguien que quiere
comprarlo
. Murry rió y replicó: seguro. No, no, dije,
es cierto, Ray. Ve, es él, allá en la ventana.
Murray alzó la vista y Greg y Ray saludaron.
¿Cuánto pagará por esto?, preguntó Murray. Ya
iba a decirle y me detuvo. Dijo: no, espera,
mejor no me digas
. No quiero saberlo.
Ray bajó y ayudó levantando el cofre del coche.
¿Cuál es tu nombre?, preguntó a Murray.
Murray, dijo Murray. Bien, yo soy Ray, este
es Greg y esta Jen
. Hola Murray, dijimos.
Y entonces el coche arrancó.

Escribe un comentario

Suscríbete para recibir actualizaciones

Comentarios

Más de Jenny Bornholdt

Los más leídos